Nada más llegar al Santuario de Arantzazu, lo primero que observamos es la iglesia contemporánea. Construida entre los años 1949 y 1955, sus arquitectos fueron Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga.
La iglesia se sitúa a los pies de la montaña, dando continuidad al paisaje kárstico que la rodea. Las tres torres se forman con las puntas de piedra que representan el espino.
En la fachada de la iglesia la espectacular obra de Jorge Oteiza nos habla. El friso de los 14 apóstoles es imagen de todos los hombres y mujeres. Arriba, se alza la piedad con la pregunta del sufrimiento.
Para entrar al misterio de la iglesia tendremos que bajar a las entrañas y atravesar las puertas de hierro, obra de Eduardo Chillida.
En el interior, envuelto por el color de la calidez de la madera, encontramos los 622 m² del paisaje en madera policromada que componen el magnífico retablo de Lucio Muñoz. Y en el centro del retablo, la pequeña imagen de la Virgen María.
Siguiendo en el interior, las vidrieras realizadas por Xabier Alvarez de Eulate nos suavizan la luz. en las pinturas del pasillo del camarín en el que encontramos la imagen, Xabier Egaña nos muestra la historia de la salvación en el misterio de la mujer.
Si bajamos a la cripta, nos encontramos con las pinturas de Néstor Basterretxea que nos muestran la evolución de la historia del ser humano y a Cristo Resucitado.